"Tratamos de trabajar en todos los aspectos, es para destacar la predisposición que tienen los jugadores para corregir cosas, para adaptarse a distintos sistemas". Las palabras de Facundo Sava están lejos de esas denominadas caseteras que en el mundo del fútbol abundan. Solamente hace falta revisar el último partido de Atlético Tucumán para validarlas.

Iban 63 minutos y Atlético derrotaba 1-0 a Estudiantes de La Plata. Seis minutos antes, Mateo Coronel había marcado el tanto y Gianluca Ferrari se preparaba en la mitad de la cancha, estaba listo para ingresar. El que se retiró fue Guillermo Acosta y el “Decano” se rearmaba defensivamente, pero apenas tres minutos después ya había estirado la ventaja.

Atlético en ese momento quedó con Durso en el arco; los defensores eran Gino Peruzzi, Ferrari, Nicolás Romero, Matías de los Santos y Juan Infante. En la mitad de la cancha estaban Tesuri, Sánchez y Bajamich, arriba Coronel y Estigarribia. Ese 5-3-2 que planteó el entrenador durante algunos minutos, dio sus frutos, ya se lo había visto en otras presentaciones, aunque en ese momento el ingreso del “quinto elemento” de la defensa recién había entrado en acción en los últimos minutos, por ejemplo, contra San Lorenzo a los 45 del complemento y con la historia 0-0 (terminó ganando 1-0).

Contra Barracas Central, de visitante, y también con el partido 1-0 Sava había armado esa línea de cinco que tuvo el mismo efecto, el “Decano” lejos de refugiarse cerca de Durso, terminó ampliando el marcado y terminó ganando 2-0.

De todas formas, esta vez, ante el “Pincha” la apuesta conservadora desde lo táctico fue más allá. Y a falta de siete minutos para el final del tiempo regular (se agregaron seis) el cuerpo técnico decidió incluir a Matías Orihuela (por Estigarribia), para que juegue cerquita de Infante por la izquierda.

“La principal virtud del equipo es que supera muy rápido las adversidades y que se adapta. Estos jugadores van al frente como locos, me siento muy identificado con lo que transmiten los jugadores en cada entrenamiento o cada partido”, fue el elogio de Sava para un equipo que en el último partido terminó jugando con un arquero y seis defensores para asegurar el 2-0 a favor. Con esa línea de “6”, con Orihuela y Peruzzi como los más adelantados, continuó generando daño en los últimos metros. Aunque no pudo ampliar el marcador, Sava con esa defensa multitudinaria se aseguró que el “Pincha” no lo lastime por arriba por el juego aéreo de Romero, De los Santos y Ferrari.

“Intentamos trabajar siempre en lo técnico, táctico, psicólogo y estratégico en cada entrenamiento, que esté todo integrado. Este es un proceso que va por el buen camino”, sostuvo Sava que disfruta de un presente ideal, con cinco victorias consecutivas y con Atlético como escolta del líder Huracán.

Esta nueva versión de Atlético deja en claro que Sava, al conocer en profundidad a su plantel, comenzó a optimizar sus recursos con inteligencia. De esta manera, más allá de que el equipo sale a ganar en todas las canchas, como lo sostiene el entrenador, no hay planteos tácticos que ingresen dentro de lo que en el fútbol se denomina síndrome de la manta corta. Esta vez Atlético parece haber encontrado la manta idea para no pasar sobresaltos. Se cubre con solvencia abajo y arriba es efectivo, por lo que tampoco sufre.

“Son muchas las virtudes que tiene este grupo y la mayoría son muy positivas. Una de ellas es que quiere ganar siempre, los jugadores son competitivos y buscan mejorar cada día”. El mensaje, evidentemente, llega y las estadísticas así lo demuestran. Hoy los simpatizantes de Atlético respiran tranquilos; el entrenador siempre cuenta con el AS bajo la manga. La carta ganadora, que puede ser un nombre propio o un sistema táctico que se modifica en pleno partido, está en poder de Sava y planea utilizarla en el “Gigante de Arroyito”.